b) Era un rayo de luna, que penetraba a intérvarlos por entre la verde bóveda de los árboles cuando el viento movía las ramas.
Gustavo Adolfo Bequer. Poeta y escritor español.
Словарь: tortuosas- кривые, извилистые; ora- то…то, ladrido- лай, hoja- лист,
con rumor dulcísimo – ласково, sereno –тихий, спокойный, suspirar- здесь: шелестеть
7. 4 Переведите следующий текст с помощью словаря, и выпишите глаголы
В Pretérito indefinido, Pretérito imperfecto, Pretérito pluscuamperfecto:
El loro. Estaba en la casa desde hacía más de veinte años, y nadie supo cuántos años había vivido antes. Todas las tardes después de la siesta, el doctor Urbino se sentaba con él en la terraza del patio, que era el lugar más fresco de la casa, y había apelado a los recursos más arduos de su pasión pedagógica, hasta que el loro aprendió a hablar el francés como un académico. Después …. le enseñó el acompañamiento de la misa en latín y algunos trozos escogidos del Evangelio según Mateo, y trató sin fortuna
de inculcarle una noción mecánica de las cuatro operaciones aritméticas…
Día tras día, una y otra vez durante varios meses, le hacía oír al loro las canciones de Ivette Guilvert y Aristide Bruant, que habían hecho las delicias de Francia en el siglo pasado, hasta que las aprendió de memoria. Cantaba con voz de mujer, si eran las de ella, y con voz de tenor, si eran de él y terminaba con unas carcajadas libertinas que eran el espejo magistral de las que soltaban las sirvientas cuando lo oían cantar en francés.
Ningún otro animal estaba permitido en la casa, salvo la tortuga de tierra, que había vuelto a aparecer en la cocina después de tres o cuatro años en que se la creyó perdida para siempre. Pero ésta no se tenía como un ser vivo, sino más bien como
un amuleto. “El amor en los tiempos del cólera” García Marquez.
Cловарь:
apelar - прибегать, апеллировать; arduos - трудный, тяжкий; pasión-страдание, мучение, страсть; acompañamiento -сопровождение; trozos escogidos- выбранные куски; trató sin fortuna – неудачно пытался; inculcar – внушить , вбивать, вдалбливать; noción- понятие;–; las delicias – услада ; - voz -голос; carcajadas- хохот, libertinаs-развратный, распутный; soltar - издавать; salvo- за исключением, tortuga de tierra- земляная черепаха.
7. 5 Переведите текст со словарем и подчеркните cледующие глаголы и конструкции с инфинитивом:
Presente ir+gerundio
Pretérito indefinido estar + participio + adjetivo+ adverbio
Pretérito imperfecto estar+gerundio
Pretérito perfecto al +infinitivo
Pretérito pluscuamperfecto ponerse a + infinitivo
Fausto. La niña tenía nueve años y coleccionaba pedacitos de espejo roto. Iba buscando siempre entre los desperdicios y las hierbas de los solares, y en cuanto algo brillaba lo cogía y lo guardaba en el bolsillo …. que llevaba a un lado del vestido, alguna vez se cortaba los dedos, pero no lloraba nunca, y volvía a su tarea.Estaba siempre muy ocupada buscando estrellas caídas: cascotes verdes de botella, alfileres. ..
La niña tenía el cuerpo flaco, con las piernas y los brazos llenos de arañazos. Iba despeinada, pero con una cinta roja alrededor de la cabeza, tenía un solo par de zapatos, demasiado grandes, y, a veces, al correr, perdía uno. Vivía con el abuelo, en una sola habitación con un hornillo, la ventana y los jergones para dormir…
El abuelo amarillo y rugoso como un limón exprimido, siempre estaba protestando por aquellos cascotes brillantes que ella traía a casa…
Una mañana en que la niña iba buscando estrellas, como siempre, vió dos cachitos que
relumbraban…. Eran los ojos de un gato, como espejos partidos. Se trataba de un gato muy feo y muy flaco, que se puso a mayar como un recién nacido. La niña lo agarró y vió que estaba herido en una pata. Seguramente era una pedrada, y se había quedado cojo. Tenía la piel rojiza y apolillada, y temblaba mucho. La niña lo cogio y se lo llevó
debajo del brazo.
Los árboles. Desde muy niña me atrajeron con fuerza los árboles. …
Los árboles de un bosque se diferencian claramente entre sí, como los hombres, a poco de pasar un tiempo entre ellos. Algo hay entre los árboles que no existe en parte alguna. Nada es igual a la sombra de los árboles, a su silencio, a su callada vida. Las hayas, los robles, los chopos, los álamos….Nunca se está enteramente solo entre los árboles. El viento, las ramas mecidas, el brillo de las hojas, los caminos de lluvia, las grietas que recorren las cortezas de los árboles, me fascinan…El tiempo que todo lo vuelve ceniza, parece detenerse ante los árboles, y, como el viento, los abraza y se va…
Los niños buenos. Mi abuelo no creía en Dios, pero siempre estaba blasfemando. Era un hombre muy alto, con manos rojas y ojos azules. Conservaba el color negro de su cabello, abundante y retorcido en millares de anillas que se pegaban húmedamente a sus sienes. El día en que perdió su último diente desterró la sonrisa de sus costumbres…
Lo que más le hubiera gustado a mi abuelo en esta vida era poder inspirar terror a sus semejantes y amor a los perros. Gritaba tanto que su voz podía confundirse con la de la tempestad, y gesticulaba bárbaramente, aunque sólo fuese para asegurar que llovería…
Tenía yo, pues, absoluta libertad para vagabundear por el huerto, para tirar piedras al pozo, perseguir a las lagartijas e incluso acariciar el cuello de los viejos caballos… Podía también echar a correr montaña arriba, hasta la misma entrada de los bosques negros… Podía bañarme en el río, trepar a las ramas bajas de los árboles y cavar zanjas gratuitas en la tierra mojada y olorosa.
A quién primero ví fue al maestro, y nunca mientras viva lo olvidaré. Se trataba de un hombre flaco y larguirucho, con la frente abultada y los cabellos despeinados …. Llevaba un traje muy raído, con grandes piezas de tela más oscura en codos y rodillas. Estaba de pie, a la entrada de la escuela, tratando de impedir que los muchachos apedreasen el cartel. Tenía unos ojos brillantes, casi febriles, y en aquel momento
aparecía rojo de ira mientras chillaba: «¡Orden! ¡Orden!», a los chicos. En el brazo izquierdo sostenía a un niño muy pequeño, y en la mano derecha esgrimía una larga
vara de avellano. El niño iba sucio y descalzo, con los cuatro dedos metidos en la
boca… Más tarde pude ver cómo aquel hombre pasaba el día entero con su hijo en
brazos. Iba y venía por las calles del pueblo cargado con la criatura.
Cosas sin nombre. Recuerdo un sapo. Vivía bajo las piedras, cerca de la fuente de las Tres Cruces, y yo le llamaba Samuel Adivino, no logro recordar por qué motivo… Y así amábamos a éstos, también odiábamos a otros, y entre ellos estaban los lirios salvajes, una flores moradas, nacidas entre el musgo, a las que los muchachos del pueblo les decían “Despachapastores”, porque nacían cuando se acercaba el tiempo en que los pastores dejaban la montaña y volvían al pueblo…
Un día alguien mató a Samuel Adivino. Yo le encontré aplastado, seco, y me mantuve mucho rato de pie, a su lado, oyendo correr al río entre los juncos, y mirándole.. . Recuerdo que me fui de allí despacio; y no era tristeza lo que sentía, sino el hueco de algo que había huido, como un pájaro, o un recuerdo. Sentí tan vivamente ese hueco, que anduve varios días callada o diciéndome, de tarde en tarde, sin comprenderlo bien : “ Samuel Adivino”… Pero entonces, por primera vez, me di cuenta de ciertas voces, o ecos, que nos dejan en el pensamiento un vacío: contra el que no puede ni el recuerdo, ni la esperanza.
Ana María Matute- escritora Española. (nació el 26 de julio 1926 en Barcelona
7. 6 Переведите текст со словарём:
La casa de los espíritus. El matrimonio que Blanca no deseaba se celebró en la catedral, con bendición del obispo y un traje de reina hecho por el mejor costurero del país, quien hizo milagros para disimular el vientre prominente de la novia con chorreras de flores y pliegues greco-romanos. La boda culminó con una fiesta espectacular, con quinientos invitados en traje de gala, que invadieron la gran casa de la esquina, animada por una orquesta de músicos mercenarios, con un escándalo de reses sazonadas con yerbas finas, mariscos frescos, caviar del Báltico, salmón de Noruega, aves trufadas, un torrente de licores exóticos, un chorro inacabable de champán, un despilfarro de dulces, suspiros, milhojas, eclaires, empolvados, grandes copas de cristal con frutas glaseadas, fresas de argentina, cocos del Brasil, papayas de Chile, piñas de Cuba y otras delicias imposibles de recordar, sobre una larguísima mesa que daba vueltas por el jardín y terminaba en una torta descomunal de tres pisos, fabricada por un artífice italiano originario de Nápoles, amigo de Jean Satigny, que convirtió los humildes materiales: huevos, harina y azucar, en una réplica de la Acrópolis coronada por una nube de merengue, donde reposaban dos amantes mitológicos. Venus y Adonis, hechos con pasta de almendra teñida para imitar el tono rosado de la carne, el rubio de los cabellos, el azul cobalto de los ojos, acompañados por un cupido regordete, también comestible, que fue partida con un cuchillo de plata por el novio orgulloso y la novia desolada.
Para Alba, la única persona estable en aquel barco a la deriva en que se convirtió la gran casa de la esquina después de la muerte de Clara, era su madre. Blanca luchaba contre el estropicio y la decadencia con la ferocidad de una leona, pero era evidente que perdería la pelea contra el avance del deterioro. Sólo ella intentaba dar al caserón una apariencia de hogar. El senador Trueba siguió viviendo allí, pero dejó de invitar a sus amigos y relaciones política, cerró los salones y ocupó sólo la biblioteca y su habitación. Estaba ciego y sordo a las necesidades de su hogar. Muy atareado con la política y los negocios, viajaba constantemente, pagaba nuevas campañas electorales, compraba tierra y tractores, criaba caballos de carrera, especulaba con el precio del oro, el azúcar y el papel….
Isabel Allende escritora chilena.